El refugio principal del Fondó se terminó de construir en 1938, con la finalidad de dar cobijo a los vecinos y milicianos que custodiaban el aeródromo. Cuenta con una galería principal revestida de una capa de hormigón de 20 centímetros de espesor y una bóveda ejecutada mediante cimbras de madera. Según el Informe de Arma de Aviación, presenta una profundidad de 13,80 metros y 70 metros de longitud, con una construcción de 1000 kg de peso. El refugio tenía capacidad para 200 personas, aunque nunca se utilizó para estos fines, ya que Monóvar nunca fue bombardeado.
Cuando acabó la guerra, el refugio se dividió en dos mitades. Justo donde se encuentra el linde de la propiedad, se construyó un muro para delimitar la parte correspondiente a cada propietario. El sector posterior, durante muchos años, sirvió de aljibe para regar los campos anexos y, más tarde, se utilizó como secadero de champiñones. El refugio se habilitó para las visitas el año 2019 y conservó todos sus elementos originales.
Además del refugio principal, El Informe de Arma de Aviación señala la existencia de 10 refugios más distribuidos por la periferia del aeródromo. De estos refugios, mucho más elementales, sólo pervive uno al NE del campo de aviación. El resto se ha ido cubriendo de tierra con el paso del tiempo como consecuencia de la práctica agrícola.